El Camino Ignaciano recoge la experiencia vivida por Ignacio de Loyola y es una invitación a recorrer el propio camino de encuentro con uno mismo y con el Señor.
La vida de Ignacio de Loyola se puede leer como una peregrinación. El mismo se llamó peregrino antes de vestirse como tal. La peregrinación en Ignacio nos habla de una doble aventura: la que supone el mismo acto de caminar y el viaje al interior de sí mismo para encontrarse con Dios. Ambos casos suponen una actitud de búsqueda permanente.
Ignacio, cuestionado sin cesar por el “¿qué hacer?”, pregunta que lo acompañó desde su conversión, realiza una larga peregrinación hasta el fin de sus días, cuando se pierde ya en el insondable misterio de Dios, -“siempre y a cualquier hora que quería encontrar a Dios, lo hallaba”-. Si conseguimos convertir a Ignacio en compañero de búsquedas, dudas y camino, nos veremos recompensados con una mayor claridad y fuerza en el empeño de nuestra propia peregrinación.
La vida de Ignacio, el peregrino, puede dividirse en grandes momentos:
- En LOYOLA, la experiencia de su conversión y conocimiento personal..- En MANRESA, recorrido espiritual en el que concibió sus Ejercicios Espirituales
- En JERUSALÉN, peregrino deseoso de caminar por donde caminó su Señor.
- En PARÍS, a donde llegó para prepararse, estudiando en la universidad conoció a sus primeros compañeros.
- En ROMA, desde donde dirigió, hasta su muerte, la misión de los primeros Jesuitas.
En estas etapas Ignacio vivió experiencias vitales que orientarán las partes del camino que vamos a emprender:El Camino Ignaciano es, pues, a partir del itinerario personal de Ignacio, una invitación a recorrer nuestros propios itinerarios interiores, en búsqueda del propio crecimiento humano y cristiano.
Pronto... testimonios de los chicos que participaron en el Camino 2010!
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